LA ENVIDIA

Existen tres tipos de envidias, la neutral, la sana y la maliciosa…

Comencemos con la envidia neutral, a la cual consideramos como un sentimiento de indiferencia hacia la superación o el éxito ajeno, ya sea económica, profesional o personalmente. La categorizamos como una envidia neutral porque la persona reconoce que le falta la habilidad, o simplemente no tiene el interés.

De esta forma su ego justifica este sentimiento neutral interiorizando pensamientos como: “yo no lo he conseguido porque no lo he intentado” o “no me interesa”. Estas personas admiten el logro y el éxito ajeno y no le dan gran importancia en sus vidas. Viven felices tal y como son.

Esta primera es muy frecuente, pero sin embargo las envidias más conocidas son las maliciosas y las sanas. La maliciosa nace de un sentimiento expresado como: “Yo quisiera que no tuvieras lo que tienes”, mientras que la envidia sana es algo como: “Quisiera tener lo que tú tienes”.

La envidia sana no se considera moralmente inaceptable porque no nace de un sentimiento malicioso o de resentimiento hacia la persona que posee lo deseado; ya sea en forma material, profesional, o personal. Por tanto, la envidia sana se reconoce como un sentimiento de anhelo y una forma de motivación o determinación de superación. En vez de criticar o sentir resentimiento, se analiza desde un punto de reconocimiento de las virtudes y esfuerzos de la persona exitosa, y de esta forma se puede utilizar como herramientas para la superación y darle una forma efectiva a la vida en la dirección correcta.

La envidia maliciosa, la cual pensamos es la mas común, porque es de la que más se habla, causa una enorme sensación de frustración, la cual hace que tu ego te ordene, literalmente, encontrar miles de defectos en otras personas. La envidia negativa se puede convertir en una paranoia (un término psiquiátrico que describe un estado de salud mental caracterizado por la presencia de delirios autorreferentes). Esto nos lleva aplicar actitudes negativas hacia la persona por la cual se siente la envidia, justificándolo con el sentimiento de “por qué el/ella y yo no”. La envidia se convierte en negativa cuando hemos intentado imitar o competir contra otras personas y el resultado ha sido el fracaso, sintiéndonos derrotados. La realidad es que, en vez de concentrarnos en la envidia maliciosa, debemos de concentrarnos en desarrollar nuestras habilidades, crear metas realistas e identificar nuestro propósito en este mundo: nada sin esfuerzo es posible.

Según Parrot y Smith, expertos en el tema de la envidia, existen seis tipos de emociones que forman parte de las tres envidias:

1. Deseo de lo que tiene otra persona: consistente en la obsesión recurrente con los sentimientos de frustración correspondientes ante la dificultad en conseguir lo que se anhela.

2. Hostilidad hacia la otra persona: es común que se perciba como injusto que otros posean lo que se pretende.

3. Resentimiento global: surge cuando la persona no logra identificar y concretar a los responsables de su deseo o anhelo.

4. Admiración por la otra persona: se produce cuando la persona que siente envidia puede admitir las cualidades del otro.

5. Sentimientos de inferioridad: la persona que tiene envidia reconoce las cualidades de la persona envidiada, este hecho no las lleva a admirarla, sino que genera profundos sentimientos de inferioridad. Este sentimiento afecta negativamente la autoestima de la persona e incluye reacciones de tristeza, ansiedad y estrés.

6. Sentimientos de culpa: se producen cuando la persona reconoce la envidia y tiene sentimientos de culpa y vergüenza.

¿Cómo podemos librarnos de la envidia maliciosa?

Ante todo reconociendo que la envidia es maligna para nuestra salud y puede llevarnos a tener pensamientos delirantes, o sea, imaginarnos algo que no existe, ya sea por parte de la persona envidiosa o la persona que piensa que la envidian. Si las cosas comienzan a irnos mal, la mayoría de las personas tienden a pensar dos cosas: Alguien me está envidiando y por eso las cosas no me están saliendo bien, o no tengo suerte. Si rompemos con estos patrones de pensamientos negativos y los remplazamos, reprogramándonos con pensamientos positivos, al igual que previendo el éxito, no solamente romperás con el estrés que acompaña estos pensamientos, les aseguro que tu nueva disposición te permitirá ver nuevas oportunidades que quizás por estar mecanizando pensamientos negativos no habías identificado. Los pensamientos negativos solamente sirven para atraer las cosas negativas, las personas negativas igual. Así que si estas dos cosas están presenten en tu vida, en este mismo instante te sugiero que le des “Delete” y borres tu “Hard Drive” y verás, paso a paso, el camino al éxito…

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