TIEMPO PARA CELEBRAR

Por Dr. J. R. Román

Muchas veces festejamos eventos y no conocemos el propósito por el cual celebramos; esto puede estar pasando con la Navidad. Se invierten millones de dólares en promover la Navidad y muchos no estamos conscientes de que el propósito de la Navidad es la celebración del nacimiento del niño Jesús. Navidad es: Emanuel, Dios con nosotros.

El Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de paz, El hijo de Dios, que vino al mundo para reconciliar al hombre con Dios. El regalo más grande que hemos recibido es el nacimiento de un niño que es engendrado por el Espíritu Santo. Navidad debe ser una época de alegría, de armonía, de amor y de Paz. Debemos darle gracias a Dios por la oportunidad que tenemos de celebrar la Navidad junto a nuestros familiares, en un ambiente lleno de amor y fraternidad.

Esta época del año ofrece una excelente oportunidad para meditar analizar y visualizar ¿en dónde estamos?, ¿qué hemos realizado, y qué cambio debemos hacer para mejorar nuestra calidad de vida, la de nuestra familia y la de nuestra gente? Es una excelente época para perdonar. De la misma manera que fueron perdonados nuestras ofensas y pecados. El perdón es un elemento que produce sanidad. Cuando perdonamos nos liberamos, dejamos salir la amargura, el resentimiento, y el odio. Estos sentimientos, son dañinos, nos atan, nos enferman el alma y nos nublan el gozo.

La llegada de un nuevo año es una excelente oportunidad para revisar nuestras metas. Preguntarnos: ¿Cómo estamos en nuestra área física, familiar, espiritual, profesional y financiera? Cuando tenemos una radiografía exacta de las áreas que debemos mejorar nos entra un espíritu de lucha, de expectación positiva y motivación, que nos da significado para vivir mejor y disfrutar cada día, porque tenemos el privilegio de vivir. Somos responsables de los sueños que hemos alcanzado y de los que deseamos alcanzar. No podemos anhelar grandes cosas si no tenemos la capacidad de soñar, de visualizar, y para eso tenemos que empezar a renovar nuestra forma de pensar, identificar las fuerzas que nos motivan a tomar acción. Esto quiere decir que debemos establecer nuevas metas, nuevos sueños y nuevos logros.

Haga una lista de las metas y las cosas que desea cambiar o mejorar para este nuevo año. Para poder alcanzar las metas que se ha establecido hay que cambiar las actitudes y para cambiar las actitudes y hábitos que no nos ayudan alcanzar lo que deseamos hay que cambiar los pensamientos, porque ese el primer paso para renovar su vida. La fe es la convicción de haber recibido lo que aun no se ve, es la certeza de lo que uno espera. Realmente vivimos en una nación donde existen miles de oportunidades, miles de opciones. Pero si pasamos el tiempo enfocados en lo que nos falta y justificando por qué no podemos hacer las cosas, automáticamente nuestros pensamientos no se renovarán y las metas no se podrán alcanzar.

Nos levantamos todos los días a resolver problemas, a cumplir con nuestros deberes, con nuestro trabajo, a satisfacer nuestras necesidades físicas, emocionales, espirituales, pero no estamos desarrollando la visión de hacia dónde nos dirigimos. Estamos viviendo con un piloto automático que nos lleva a vivir muchas veces de una forma muy aburrida, sin sentido, sin visión y sin alcanzar los resultados que deseamos. ¡Esto se puede cambiar! Podemos decir, y decidir, que estamos decididos a mejorar. Usted y solamente usted es responsable de producir un cambio en su vida y para lograrlo tiene que comprometerse, para producir resultados diferentes.

Estamos listos para romper el acondicionamiento que nos está paralizando. Tenemos que acondicionar nuestro sistema nervioso para poder producir sentimientos poderosos, que nos lleven a movernos en la confianza de que lo podemos hacer. A través de este acondicionamiento podemos desarrollar pensamientos que nos dirijan hacia el éxito consciente y verdadero. Consiguiendo un balance en todas las áreas de la vida: física, emocional y espiritual. Sabe que si usted sigue en esta dirección va a mejorar su calidad de vida, la de su familia, y que realmente puede crecer diez veces más de lo que está creciendo. Éste puede ser un tiempo excelente para tomar control sobre nuestra propia vida y hacer aquello que verdaderamente es importante.

De todo lo que representa esta época del año, el amor y la confraternidad que se respira entre nosotros es lo que más nos debe motivar. El amor, esa fuerza que cura nuestras diferencias, es la fuerza que nos alimenta el deseo de vivir y nos ayuda a enfrentar los momentos difíciles que se nos presentan.

Nada supera el amor de Dios, que produce tranquilidad, templanza, paz profunda en el interior de cada persona. Exploremos el verdadero sentido de las fiestas navideñas y tratemos de rescatar el espíritu cristiano de ésta temporada.

“Santa la noche cuando nació Jesús, se cuenta que sucedieron cosas extraordinarias Debemos dar gracias a Dios por el regalo que hizo a la humanidad enviándonos a su hijo amado, rey de reyes y Príncipe de paz”.

¡Les deseo una Feliz Navidad y Prospero año 2012!

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