La felicidad no se busca… ¡Se Vive!

Puede que te sorprenda, si buscamos en el diccionario, la definición de la palabra “felicidad” nos dice que es un “estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien“. Obviamente nuestra admirada institución de la lengua no tiene por qué saber de psicología; está claro que una idea como esta viene apoyar una vez más esa falsa imagen de que para conseguir la felicidad uno debe acumular “cosas”… No podemos negar que las personas necesitamos bienes materiales para vivir, tener un trabajo y una retribución económica con los que disponer de un escalón básico para nuestra felicidad. Aunque debemos ser muy conscientes de que lo material no siempre cubre todas nuestras complejas necesidades como seres humanos. Atrapados por la lógica del sentido común nos afanamos en conseguir cosas que pensamos nos van a procurar la felicidad. Identificamos con la felicidad una serie de posesiones, atributos, circunstancias que obtenidas nos la proporcionarán.

Todos buscamos la felicidad. Es un anhelo tan poderoso que en último término no hay nadie que no diga que no quiere ser feliz. Es fácil concluir, si analizamos nuestra filosofía personal, que el FIN de nuestra existencia es alcanzar la felicidad y permanecer en ese estado o cercano a él, el mayor tiempo posible.

La felicidad es una CONSECUENCIA… pero… ¿de qué?

Estamos faltos de tantas cosas,  que se nos olvida lo que sí tenemos. La gente feliz, la gente motivada, la gente positiva, la gente que ilumina una estancia con tan sólo unas palabras, es la gente que no busca la felicidad ni en el pasado ni en el futuro. Sabe perfectamente que la felicidad la lleva consigo, porque es capaz de hacerse feliz, solamente con reconocer que es un ser lleno de bondades y grandezas.

La felicidad no se basa en buscar y seguir buscando. La felicidad se tiene dentro de uno mismo. Es como el amor, ¿Puedes dar amor a alguien si no te amas? No, definitivamente no. Si no te amas tú, no estás capacitada para dar amor, puede que entregues sumisión, obediencia, dependencia a tu pareja, pero amor… Uno no puede dar lo que no tiene, lo que no siente, lo que no conoce.

Pasos sencillos para vivir con plenitud sintiendo grandes dosis de felicidad 

  1. No esperes nada de nadie…Espera todo de ti.

En ocasiones, solemos poner expectativas muy altas en determinadas personas. Es algo inevitable y una costumbre que practicamos de un modo más o menos frecuente. Solo tú eres la persona responsable de darle sentido, color, humor y amor a tu vida. El equipaje más poderoso para activar las grandezas de la realización, están dentro de ti, no en las manos o sentimientos de los demás.

  1. Concéntrate en hoy.

Concéntrate en disfrutar el HOY, concéntrate en el ahora. El pasado ya no lo tienes, puedes añorar tú pasado y vivir en tus recuerdos, pero cuando lo haces estás perdiendo la magia del HOY. Tú felicidad, tú calidad de vida, tú alegría dependen de ti cada día. ¡Hoy es importante! Hoy es el primer día del resto de tu vida.

  1. Vive la vida con verdadera intensión

Vivir con verdadera intención significa entender el “por qué” y ser consciente de los motivos que respaldan nuestras acciones. La mejor aventura que puedes vivir es vivir la vida de tus sueños, sin miedos ni dudas. Muchas veces las complicaciones inician con la complicidad de nuestra mente que es experta en llevarnos atravesar sentimientos que nos alejan del verdadero propósito. Confía en tu conocimiento interno y en los mensajes que el universo te envía; permite que ese conocimiento te guíe hacia adelante… ¡Empodérate y Transforma!

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